Combatir el calor con un refrigerio es algo habitual en los meses veraniegos. Hay un sinfín de alimentos que nos ayudan a hacer más llevaderas las altas temperaturas, pero no todos son saludables para el esmalte de los dientes. De hecho, algunos de los productos más habituales que consumimos en verano pueden ser nocivos para nuestra boca, sobre todo si se abusa de ellos de forma usual.

Los helados son el alimento estrella durante los meses estivales, pero hay que comprobar que su contenido en azúcares no sea elevado, ya que este añadido corroe el esmalte y favorece la aparición de caries. Pero no es el único producto con el que hay que tener cuidado. Los zumos de cítricos, tan apropiados para un caluroso día de playa, tienen sus contras, y es que los alimentos ácidos pueden erosionar el esmalte.

Bebidas como las gaseosas, que también refrescan, son uno de los peores enemigos de nuestros dientes, y no solo por su elevadísimo porcentaje de azúcar, sino por sus ácidos. Además, prácticas como masticar hielo, tan comunes cuando pedimos un refresco, tampoco son nada recomendables debido a que su dureza puede ser muy nociva para el esmalte.

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