El estrés del trabajo, las preocupaciones del día a día o la acumulación de problemas pueden afectar a los dientes. No de forma directa, pero sí como víctimas de los nervios que empiezan a aflorar en el organismo. Uno de estos problemas que se suelen dar es el bruxismo, o lo que es lo mismo, el hecho de apretar los dientes de forma involuntaria y con gran intensidad durante periodos prolongados de tiempo.

Este hábito puede ser diurno, más fácilmente de controlar, al estar activos y conscientes, y nocturno, que ocurre al dormir, altera el sueño y es prácticamente imposible de manejar. Aunque muchas de las personas que lo sufren no otorgan importancia a este hecho, lo cierto es que puede causar molestias en la zona mandibular que, con el tiempo, se extiendan a cervicales, oído o cabeza. Es por eso por lo que ponerse en manos de un especialista es fundamental.

Síntomas

Al producirse por las noches, el bruxismo muchas veces es indetectable a simple vista por quienes lo padecen. Hacer ruidos al dormir, tener los dientes más desgastados, sentir dolor en la mandíbula al despertar o tener mayor sensibilidad en las piezas dentales son algunas de las pruebas que delatan que se tiene esta patología.

Ponerle fin al bruxismo es posible con la ayuda de un profesional y, por supuesto, en Clínicas DEA somos expertos a la hora de ayudar a los pacientes que sufren este problema. Mediante preguntas y exámenes dentales, nuestros profesionales determinan la causa del bruxismo y la mejor solución. Una de las más habituales suele ser la férula que cubre las piezas dentales para protegerlas durante el sueño, al mismo tiempo que contribuye a relajar la musculatura de la zona para evitar que los dientes se aprieten.

Sin embargo, hay otros métodos más sencillos en función de la gravedad del problema. Por eso, nada mejor que acudir a cualquier centro de Clínicas DEA, y es que la boca de cada paciente es un mundo.