Son muchos los padres que preguntan cuándo es el momento indicado para llevar a sus hijos al dentista por primera vez. Los odontólogos lo tienen claro y recomiendan realizar la primera revisión de los más pequeños en torno a los 12 meses de su nacimiento o con la aparición de sus primeras piezas dentales ya que esto puede prevenir problemas en la edad adulta. Esto viene avalado por los últimos estudios que revelan que más de un 20% de los niños menores de 4 años ya presentan caries lo que llevó a adelantar la recomendación de la primera visita y, asimismo, a iniciar la práctica de la higiene bucal antes incluso de que haya salido el primer diente.
Durante la primera visita al dentista, el odontólogo revisará si han aparecido caries a causa del biberón y si no hay otras afecciones dentales. También, la posición de los dientes que ya hayan crecido y posibles alteraciones del crecimiento. Examinará que los dientes del bebé sean de un color blanco uniforme, y muy importante, aconsejará a los padres para que realicen una adecuada educación sobre higiene bucodental a sus hijos.
Tras esta primera toma de contacto, los peques de la casa deberían realizarse una revisión periódica cada año, como se aconseja a los adultos. Con independencia de que ya hayan aparecido todos los dientes de leche, o si ha comenzado el movimiento en alguno de ellos, será fundamental cerciorarse de que todo el desarrollo bucodental continúa de forma correcta.
Consejos para una correcta salud bucodental
Además de una buena higiene dental, los niños deben tener una dieta equilibrada, sin exceso de azúcares que eviten la aparición de caries. Deberían lavarse los dientes tras cada comida y tener una duración del cepillado aproximada de 2- 3 minutos.
Para los bebés que aún no tienen ningún diente, se pueden limpiar las encías con una gasa limpia. Con la aparición de las primeras piezas dentales, será suficiente el cepillado tras las comidas. Ya partir de los 6 años utilizaremos una cantidad similar al tamaño de un garbanzo de dentífrico.
Es importante que los padres consigan que los niños se acostumbren a acudir al dentista y transmitan una actitud positiva que evite el miedo, dándole seguridad y convirtiéndolo en una visita en familia que favorecerá la creación de unos correctos hábitos dentales.
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