El láser en odontología es una forma precisa y eficaz de realizar muchos procedimientos dentales. Existe una creencia extendida de que su uso está indicado exclusivamente para los tejidos blandos, lo cual es erróneo puesto que se pueden realizar tratamientos sobre tejidos duros como el diente o el hueso. La doctora de Clínicas DEA, Ana Boquete asegura que es una gran opción para tratar diferentes patologías en cualquier área de la profesión, dado que favorece al paciente en todos los sentidos. Por un lado, las intervenciones son más rápidas, así como las recuperaciones, por la ausencia de incisión, los tejidos no sangran y cicatrizan antes, asegura la doctora Boquete.  A pesar de que su uso no está muy extendido en las clínicas dentales, se considera una alternativa fantástica que debería ser tenida en cuenta para tratamientos en pacientes con patologías concretas gracias a su mínima invasión, sobre todo en áreas como la cirugía o la endodoncia.

El láser tiene un alto potencial para mejorar los procedimientos siempre y cuando, el dentista sea capaz de realizar una correcta utilización del mismo, un buen control de la potencia, así como de la duración de la exposición en los tejidos.

Sus ventajas son muy variadas y van desde los beneficios en el propio tratamiento del paciente, como, por ejemplo, su capacidad para coagular o cortar el tejido, la esterilización del tejido de la herida, la reducción del tiempo de las intervenciones o su efecto analgésico en la zona. También favorece la disminución del sangrado, la inflamación y la sensibilidad dental, aumenta la capacidad de adhesión de los materiales de obturación y protege los tejidos sanos eliminando solo el tejido enfermo. Además, el uso del láser puede disminuir la ansiedad del paciente ya que no requerirá analgésicos.

Existen distintas clasificaciones, pero, generalmente, se organizan por su forma de emisión, su longitud de onda o su potencia. Esta última, es la más habitual forma de catalogación con dos grupos bien diferenciados: láser de alta y baja potencia. Los de alta potencia serán aquellos que producen efectos físicos visibles y que se emplean como sustitutos del bisturí frío o del instrumental rotatorio convencional. Por su parte, los de baja potencia, se utilizan por su acción analgésica, antiinflamatoria y bioestimulante.

En Clínicas DEA somos conscientes de los beneficios que puede suponer utilizar el láser en algunos tratamientos y por ello, lo utilizamos siempre que el tratamiento lo permite.